jueves, 1 de noviembre de 2012

Medidas para el corazón cuando se avecina el inminente fin.

Bueno, lo principal, es saber recocer tus errores. Debes aceptar cuando verdaderamente tú mismo fuiste el culpable de que te estés desquebrajando.
Esta vez fui yo, la cagué, y perdí mi vida; lo perdí a él.
Fue ayer en una fiesta, sintiéndome morir tan lejos de él, después de haber leído unos cuantos tuits suyos con comentarios despectivos de mí. Sentí que finalmente se había dado cuenta que estamos juntos gracias a una serie de estúpidas coincidencias o de estúpidas manías nuestras que teníamos en común, como el hecho de que ambos somos seres destructivos y dependientes el uno con el otro
Tenía ganas de ponerme hasta la madre, de dejarme llevar y sentir los labios de alguien más para así olvidar los tuyos. Él estaba en Madrid, disfrutando aquello que yo no podré en algunos años, disfrutando del mundo  y embelesándose con aquellos amaneceres fríos y espectaculares de Europa.
Sabría que el mundo es más grande que el nuestro, de nuestro confinamiento miserable en brazos del otro.
Lo amo tanto pero, lo odié, odié que se olvidara de mí y que estuviera tan lejos.
Me  desaforé con otro chico, lo besé e hicimos cosas, yo estando cruzada por el alcohol y la mota, sintiendo sus labios fríos, sintiendo cómo nunca podrían opacar a los tuyos. Y en sus ojos no había magia, no había la miel que hay en los tuyos, no había más que una chispa, una débil chispa que indicaba que quería saciar sus necesidades, que aunque él tenía novia, y yo te tenía  a ti, aunque a la distancia, no nos importó nada , él quería satisfacer necesidades y yo quería borrar fantasmas tuyos.
Ahora sé que nada será igual, y que no hay nadie que sea más nocivo y perfecto para mí como lo eres tú.
Perdón, tan sólo espero que .... no espero nada, sé que esto se fue al carajo.

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