martes, 26 de marzo de 2013

Ya no recuerdo tu nombre.

Dicen por ahí que el viento grita tu nombre, yo pienso que de ser así es una locura, una locura que no sea yo quien lo haga. Al parecer se me ha olvidado, sólo ellos lo saben, pero lo guardan para sí con recelo, pues conocen que soy una reincidente, y que si aún lo supiera los colores brotarían a revivir las memorias, a ostentarlas y venerarlas. Yo no creo que eso vaya a pasar si me comparten el secreto, lo único que anhelo es saber que juntos, alguna vez, sí existimos y que fuimos uno. Lo único que me mantiene a flote es la esperanza de saberte un día, lejos o cerca, da igual, pero saberte respirando; viviendo. Quiero que aunque nuestros caminos no vuelvan a coincidir, encuentres mucha dicha en el.
A veces creo que adolezco de locura, presa de una obsesión fatal. Me consta que algún día tu mano y la mía coincidían por azares del destino, y que juntas eran fuertes, y me sentía dichosa. Me consta por sueños y fantasías. Me consta que estoy despierta, y que la realidad me es soñando. Olvidé tu nombre, pero no a ti.

martes, 19 de marzo de 2013

La niña.

Observa, entorna tus ojos y fíjate bien en esa niña. Es tan pequeña, tan transparente que pareciera imposible que ella se percatara de que lo es. Ves las llagas en sus pies? Sí, yo también puedo verlas. A qué niña tan traviesa..! Eso sólo pudo hacerlo a espaldas de nosotros, puesto que frente a todos sería incapaz de respirar, de tener un minuto de sosiego y escapar de los ojos curiosos del mundo ocioso. Sus rodillas raspadas, su pueril atuendo. Las cuencas de sus ojos son tan peculiares, fíjate cómo observa a ese muchacho. Estacionó su mirada sobre él desde hace ya un rato, tiene los ojos clavados y pareciera que son pequeños alfileres en busca de lastimarle; como armas de destrucción sensacionalmente disimuladas. Con que pericia se domina, tantas cosas resguarda con su esa actitud hostil de niña berrinchuda. Se ve que lo quiere, que lo desea. La idea de que una niña ande de concupiscente da risa, pero ella no es una niña. Puede que me haya engañado.

martes, 12 de marzo de 2013

Limitaciones.

Un espíritu en decadencia;
pestilente y macilento
sin afán alguno de resolver
problemas y encrucijadas que se le interpongan.

¿Has escuchado la canción más triste del mundo?
Debe de ser la que cantan las ramas trémulas al terminarse las estaciones benevolentes.
Impregnadas de la cerrazón de la voz de un joven testarudo
que vivirá muriéndose en su propio pantano de actitudes hurañas.

Se jacta de ser el más bizarro entre sus hombres,
Dejando atrás a su infancia pusilánime
de disfraces y vicisitudes fuera del alcance de su mano moldeadora
Atrás las inconmensurables frustraciones de una mente con alas rotas.

El frío cala su rostro febril
y frases panegíricas a su hazaña.
¿Cuál es ése loable logro del que tanto se congratulan?
¿Pensar en volar o simplemente soñar?

De cualquier forma, quitarse ataduras es la parte sencilla.
Teme ser atrapado por sus propios tormentos.
Y no salir victorioso de la tempestuosa carrera tomada.
Limitados, con fehacientes deseos de librarse del peso, aun de su cuerpo.