Una soleada y aburrida tarde de domingo.
La ansiedad empezaba a inundar el cuerpo de Natalia; movimiento arrítmicos, temblorinas por aquí y por allá. No podía estarse quieta. Algo no andaba bien, no recordaba cómo había terminado en aquella habitación, el lugar ni siquiera le era familiar. Empezó a cundir el pánico en ella, un pánico silencioso y agobiante que le impedía producir sonido alguna más que unos cuantos jadeos.
Se movía con lentitud
No hay comentarios:
Publicar un comentario