viernes, 8 de junio de 2012

Una soleada y aburrida tarde de domingo.
La ansiedad empezaba a inundar el  cuerpo de Natalia; movimiento arrítmicos, temblorinas por aquí y por allá. No podía estarse quieta. Algo no andaba bien, no recordaba cómo había terminado en aquella habitación, el lugar ni siquiera le era familiar. Empezó a cundir el pánico en ella, un pánico silencioso y agobiante que le impedía producir sonido alguna más que unos cuantos jadeos.
Se movía con lentitud

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