sábado, 31 de agosto de 2013

Para ti, pero más para mí.

Sintiéndote como un juego, te imagino , acariciándome a lo lejos con tu mirada; abres y cierras tus ojos coqueteándome.
El silencio arrulla mis pensamientos desaforados, inefables y totalmente febriles.
Te mueves con premura, me escondo con sigilo.
Actuamos, bailamos sin querer y caemos en el profundo abismo de una historia anodina.
Nos congratulamos por no haber perdido nuestra altivez natural en una representación absurda de dos viejos amantes tratando de conocerse y reconocerse; después de tanto, después de todo.
Avanzamos, nos largamos del mundo, caminamos al umbral en direcciones opuestas.
Me voy más ligera, sin voz, ni sombra, ni amor, ni recuerdos, ni Dios a quien llorarle.
Caigo.
Respiro.
Regreso al momento pero, ya no existe, se acabaron los cortejos.
Mi cuerpo vuelve a sentirse mío y, entiendo cómo, por qué y a dónde se fue el peso y, suspiro y anhelo, un nuevo comienzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario