miércoles, 13 de febrero de 2013

Soliloquio de febrero.

Son cuarto para una de la mañana; el reloj anuncia el paso del tiempo con ése molesto "tic- tac, tic- tac".
Inverosímil es la idea de que me abstenga de actuar en la forma en que lo hago. Lo hago porque en el fondo temo construir algo tan grande que se termine destruyendo, cayendo por su propio peso. Y ya he conocido la cúspide de la felicidad propia, he respirado con avidez el dulce aroma de mi hogar, el que encontré en otro cuerpo, en una alma martirizada por su pasado. Ahora eso ya es una idea arcaica y anticuada, ahora la felicidad es personal y ya no hay usar huachaferias como las que escribo para describir lo que es "amar" (entre comillas )
Suave, muy suave pega el Sol a finales del invierno, dejándolo todo atrás, iluminándome, calentándome y quitándome esa piel de gallina que tanto me perturba.. Yo no sé si me vaya a ir bien o no, no creo que el destino, ni que el futuro esté escrito en piedra, creo que seguimos aun con pluma en mano, narrándole a un transcriptor cómo queremos que siga la historia pero con un ligero riesgo, no saber las consecuencias. Por eso temo, temo actuar precozmente y destruir lo construido o retroceder lo avanzado.
Tengo miedo de caer. Vértigo, pánico, deseos insaciables.

1 comentario:

  1. Hola amiga, siento mucho no pasarme mas seguido por tu hermodso blog, extrañaba mucho leerte...
    Ahh, muchas gracias por tu comentario =)
    El miedo es humano, dejar de sentirlo seria dejar de ser nosotros mismos, un poco de meido siempre es bueno, porque nos hace precavidos...
    Pero tener tanto mido nos puede hacer mas daño, porque cuando dejamos de decir lo que queremos, o decir que quermeos a alguien por el miedo a ser rechazados, puede ser peor...
    Y despues sentirnosarrepentidos.
    Un gran abrazo :)

    ResponderEliminar